Prácticamente todos los adolescentes padecen acné, aunque en la mayoría de ellos es leve, autolimitado y se controla con medidas sencillas y sin dejar marcas o cicatrices.
EL ACNÉ: PRIMEROS CONSEJOS DE TU DERMATÓLOGO Dra. Ariadna Ortiz Brugués, dermatóloga
El acné es una enfermedad inflamatoria de la unidad pilosebácea, de causa multifactorial y clínica polimorfa. Es decir, se puede manifestar mediante diversas lesiones (desde comedones, pápulas y pústulas, hasta nódulos y quistes) que se originan en el folículo piloso. El estímulo inicial son los andrógenos, hormonas sexuales masculinas presentes en ambos sexos, que ocasionan una mayor producción de grasa. Este incremento, junto con el taponamiento del orificio del folículo piloso por acumulación de queratina (proteína que fabrican tanto el pelo como las capas más superficiales de la piel), activa la cascada inflamatoria y favorece la colonización por la bacteria P. acnes.
Por ello, es importante tratar el acné desde las primeras lesiones, los comedones abiertos y/o cerrados (también llamados puntos negros y/o blancos), para evitar que se sobreinfecten y den lugar a las lesiones inflamatorias (comúnmente conocidas como granos). Además, el acné puede ir de leve a severo, dependiendo del tipo de lesiones que predominen, y el tratamiento prescrito por el dermatólogo será más o menos agresivo según el grado de acné. Por tanto es importante consultar y actuar desde el inicio del acné. Independientemente de cuál sea el grado de acné en el que nos encontremos, existen una serie de consejos a seguir que no debemos olvidar:
Limpiar las zonas afectadas (cara, espalda, escote…) por la mañana y por la noche con productos no comedogénicos, seborreguladores, purificadores, matificantes y no irritantes específicos para pieles acneicas
Hidratar con productos dermocosméticos que posean las mismas cualidades que los limpiadores, y además favorezcan la eliminación de comedones y/o lesiones inflamatorias según sea nuestro caso
Utilizar protectores solares específicos para pieles acneicas ya que, al contrario de lo que se piensa, ¡el sol es el enemigo número 1 del acné! Tras el efecto anti-inflamatorio inicial, se produce un empeoramiento del acné tras los meses de verano. Además, algunos de los medicamentos tópicos recetados por los dermatólogos pueden producir irritación si exponemos la piel al sol. Sin olvidar que la piel acneica suele estar fragilizada y deshidratada por el propio uso de productos irritantes o excesivamente astringentes.
No aplicar maquillaje ni cualquier otro producto que no sea oil-free, ya que favoreceríamos la producción de grasa y el taponamiento del poro.
No manipules las lesiones ni hagas limpiezas faciales previa consulta con un experto. Podría producirse un efecto no deseado de aparición de lesiones nuevas y/o empeoramiento de las ya existentes, además de dejar marcas residuales.
Sea cual sea tu grado de acné, consulta siempre a un dermatólogo antes de iniciar cualquier tratamiento por tu cuenta. Él es quien mejor te podrá diagnosticar, orientar y seguir en el curso de tu enfermedad. Y recuerda: constancia y paciencia son las claves del éxito.